diumenge, 6 de maig del 2012

Tenemos que aprender de nuestros mayores

   Nuestros abuelos, que ahora tienen una salud delicada, cabe recordar que no siempre han estado así. Hubo una época en que eran fuertes y se la jugaban por tener unas libertades y unos derechos que no tenían. Venían de pasar por la oscura etapa de la dictadura. Cuando no estaban de acuerdo con los abusos de los poderosos salían a la calle y se hacían respetar. Así, laboralmente, consiguieron unos derechos y unos beneficios para la clase trabajadora que abarcaba desde las horas de trabajo anuales que debía realizar un trabajador, hasta los incrementos salariales que se debían efectuar anualmente a través de los convenios. Los gobiernos de turno, se lo pensaban dos veces antes de realizar subidas de impuestos y precios o no se atrevían a tocar los presupuestos destinados a la Sanidad o Educación.  En definitiva, se creó lo que se puede llamar, el estado de bienestar.



   Pero los años han ido pasando, nuestros abuelos fueron envejeciendo, se fueron haciendo más débiles, fueron enfermando, se deterioró su salud, y sus nietos, que tan beneficiados estuvieron por esos derechos y beneficios conseguidos por sus abuelos, no tienen el más mínimo reparo en cargárselo todo de un plumazo. Ahora que no tienen la fuerza de antaño, los ancianos ven cómo sus descendientes les hacen pagar sus medicinas, les congelan las pensiones, y ven que los jóvenes de hoy en día están atontados o adormecidos. Ya no tienen derechos, recortan por todos lados y les hacen pagar por todo, y bueno, como si nada.  En la calle están los ladrones de dinero público (de mucho dinero público), los políticos corruptos (casi todos), se regala el dinero (nuestro, de nuestrso impuestos) a los ya lo tienen como los banqueros, y los nietos de hoy en día no se movilizan, y los que lo hacen van cada uno por su lado, y así es muy difícil conseguir algo. ¡Si nuestros abuelos tuvieran fuerza, cuantas cosas nos enseñarían...!

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