dilluns, 3 d’octubre del 2011

Borges y el Clementinum

   Uno de los cuentos que más me impactaron cuando lo leí fue uno de Jorge Luis Borges, "El milagro secreto". Narra la historia de un escritor judío condenado a morir fusilado por los nazis en el año 1939. Este escritor, imaginario, tenía un escrito inacabado y pidió a Dios que le diera un año de vida para terminar su obra. La respuesta de Dios fue de lo más curiosa. En sueños, Hladík, que así se llamaba el  escritor, se encontraba en una biblioteca, el Clementinum. El bibliotecario le preguntó que quería, y el dijo "Busco a Dios". El bibliotecario le dijo: "Dios está en una de las letras de una de las páginas de uno de los cuatrocientos mil tomos del Clementinum". Y él se quedó ciego de tanto buscarlo. Pero de la manera más tonta, Hladík encontró la letra maravillosa, en un libro que rechazó por inútil el bibliotecario después de que lo devolviera un usuario del Clementinum. Entonces Dios le dijo: "El tiempo de tu labor ha sido otorgado". Al despertar, el día fijado a la hora indicada trasladan a Hladík delante del pelotón de fusilamiento, y justo en el momento en que salen disparadas las balas, el tiempo se detiene. A Hladík le cuesta unos días comprender que el tiempo se lo había concedido Dios para terminar la obra, tal como había sido su petición. Pero no dispuso del tiempo tal como él hubiera querido, sino que tenía que memorizarlo todo, ya que el tiempo se paró para la ejecución y para el mundo, pero también para él físicamente, no mentalmente, sólo tenía la memoria. De este modo, terminó la obra, y el mundo volvió a girar, cumpliéndose la ejecución el día y la hora prevista.



   Este cuento me hace pensar en varias cosas.  ¿Fue Hladík el que encontró a Dios, o fue Dios el que buscó a Hladík? Nadie más indicado para encontrar la letra que el bibliotecario, pero ¿porqué no la encontró él? Creo que si se quedó ciego de tanto buscarlo, fue por avaricia y egoísmo y sacar provecho de ello. Un símil sería una persona que se arruina jugando a la lotería cada semana esperando a que le toque el premio, y al final le toca a uno que no había jugado nunca. Hladík tenía un deseo tan digno y humilde como terminar su obra. Pero permaneciendo inmóvil, ¿era lo que se esperaba Hladík en su petición a Dios de que le otorgara más tiempo? Evidentemente no, él querría terminar su obra en una mesa, con su pluma o máquina de escribir, sentado en una silla, pero no se lo dieron hecho, necesitó también de su esfuerzo. Dios no siempre responde de la manera que queremos, sino como él cree conveniente. Otra cosa que me hace pensar es que Hladík termina su obra, pero nadie la verá concluida. Dios ingenia una manera de que las cosas sigan su curso y sin embargo, otorgarle el tiempo a Hladík.
   Dejo el enlace con el cuento complete por si alguien quiere leerlo.
 
   El milagro secreto

 

 
 
 

dissabte, 10 de setembre del 2011

¡Cuánto nos gustan las desgracias ajenas!

¡Cuántas veces hemos reído con las historietas de los tebeos o cómics o incluso en los dibujos animados de la televisión en los que caen de las ventanas o balcones los objetos más inverosímiles y se le cae a un transeúnte en la cabeza! Normalmente sucedía que al impactar el objeto que fuera sobre el desgraciado que pasara por allí, los dibujantes representaban un boquete en el suelo de la misma forma del sujeto en cuestión. Este es un tema recurrente de los dibujos donde las tramas son muy similares en cada capítulo. Desde Mortadelo y Filemón hasta Buggs Bunny pasando por el Correcaminos o Piolín y Silvestre, siempre había una trama de persecuciones que, aunque variaban en la forma en cada episodio, siempre había una víctima que recibía unos buenos mamporros. Y muchos de ellos provenían de objetos que caían de las ventanas o balcones de los edificios.





Digo esto porque leo en el periódico la noticia de que un hombre muere aplastado por un sofá durante una mudanza. Si no fuera por el fatal desenlace, esto sería una noticia para reírse un buen rato (aunque siempre habrá algún desalmado que no tenga dos dedos de frente y se ria tambien). Ya se sabe que nos gusta ver las desgracias ajenas. Nos agrada ver un accidente en la autopista o carretera y reducimos la velocidad para intentar ver algo, si es con alguien tendido en la calzada, mejor. No importa si con esa acción provocamos una retención de tráfico mientras saciamos nuestras ganas de ver a algún herido. Nos gusta ver las cosas malas que les pasan a los demás. Queremos ver imágenes de edificios inundados después de grandes tempestades. O cómo han quedado las casas después de un terremoto o un tsunami. O los accidentes de aviones. A veces es más apasionante ver las caídas de los motociclistas en el Mundial de motociclismo que la propia carrera. ¿Y los esquiadores? Es impresionante ver los esquiadores en esos trampolines cuando pierden el equilibrio en el aire y se pegan un gran batacazo. Se debería premiar más al que mejor caída tiene y no al que más salta.

Son desgracias que ocurren, y nos gusta verlas. Pero si en vez de un desconocido el accidente de tráfico lo tenemos nosotros, la cosa ya no tiene tanta gracia. O si se nos inunda el piso después de una tormenta, ya no nos gusta tanto. O si se nos rompe la clavícula al caernos de una moto. Pero la mayor desgracia que podríamos tener es que fuéramos gente anónima, ya que si al menos fuéramos gente popular o famosa, siempre nos quedaría ir al Sálvame deluxe a contar nuestras miserias y de paso, para rentabilizar nuestras desgracias.

dimarts, 6 de setembre del 2011

Economía de la subsistencia

Me preguntaba el porqué de que en los menús de bares y restaurantes los jueves se dispone de arroz o paella. Siempre los jueves. He encontrado varias teorías al respecto, desde los que opinan que es debido a que los pescadores en el pasado se echaban al mar los lunes y la pesca no llegaba a los mercados interiores hasta el jueves, hasta los que opinan que es debido a que las empleadas del servicio doméstico, como libraban los jueves, dejaban preparados los ingredientes el día anterior, para que las "señoras" de la casa sólo tuvieran que añadir los ingredientes el jueves. Otra teoría, quizás la que más me convence, es la de un cocinero que contestaba en un foro acerca de esta misma cuestión. Decía que era para aprovechar las sobras del resto de la semana, ya que el viernes hay menos gente en los restaurantes ya que muchos hacen jornada intensiva en sus puestos de trabajo. En cambio, también hay las hipótesis más descabelladas, como la del que dice que se sirve el jueves porque Franco solía ir a comer paella los jueves y los restaurantes se apresuraban a tener el plato listo por si al dictador se le ocurría aparecer por allí (qué horror).



En cuestión de aprovechar, también podríamos mencionar el origen del "pan con tomate", típicamente catalán, que proviene del ablandamiento del pan duro restregando el tomate maduro sobre él y añadiendo un poco de aceite.



Asimismo, también se aprovechan los restos del caldo para hacer croquetas o canelones.

Todo ello, como vemos, proviene de tiempos pretéritos, donde, o sea por necesidad o por escasez, la gente tenía que aprovecharlo todo. No se vivía en la abundancia ni sobraba nada. Por ejemplo, nos sorprende que una persona mayor afloje una de las dos bombillas de su lámpara del comedor para gastar menos, aunque a nosotros nos parezca que no se ve nada. O que llamen a un reparador de electrodomésticos (porque, ¿existen aún, verdad?) para arreglar su lavadora, en vez de comprarse una nueva de esas que están diseñadas para que duren cinco años.

Quizás deberíamos fijarnos un poco más en nuestros mayores. Es inconcebible la destrucción a la que estamos sometiendo a este planeta a base de despilfarrar energía, con sus efectos medioambientales y produciendo todo tipo de basuras de aparatos fácilmente reparables o envases de difícil reutilización o reciclaje. Ellos ahorran lo que pueden y aprovechan lo que tienen porque han padecido escasez y lo valoran. Valoremos también lo que tenemos y no lo echemos a perder. Está en nuestras manos.

dimecres, 31 d’agost del 2011

Los ricos también lloran

El suceso ocurrió a finales de agosto. El multimillonario Flavio Briatore, entre otras ocupaciones ex-director deportivo de la escudería Renault de Fórmula 1, ha sido estafado por unos jóvenes rusos, al pedir en una discoteca de su propiedad 90 botellas de un champán (de marca Cristal, para más señas, y por si a alguien que lea esto quiere comprarse una botella) que han valorado en 86.000 euros. Es decir, que haciendo cuentas, la botellita sale a unos 1000 euros aproximadamente (aunque es de suponer que no todo el importe proviniera de las botellas de champán, sino que las acompañarían con algo más). ¿Qué tendrá ese champán? Según la noticia, los rusos se pegaron la gran juerga, descorchando las botellas. Sigo haciendo cuentas: me da como resultado que cada uno de ellos se bebió 15 botellas, el que bebió más por el que bebió menos. Dijeron que el importe lo pagaría el comandante de su yate de nombre "Kismet". Dicen que es habitual esta forma de abonar los importes a estos niveles. Ahora resulta que los jóvenes rusos están en paradero desconocido.



 He buscado información acerca de esta botella de champán. He descubierto que puede encontrarse en Internet a un precio mucho más asequible, a partir de 150 euros si es del 2004 o de unos 350 euros si es del 2000. El precio se dispara en los locales de restauración. También he descubierto el porqué del nombre. Por lo visto, el zar Alexander II de Rúsia, pidió al suministrador habitual del champán a los zares (los Romanov), Louis Roederer, una botella transparente, para poder ver el interior, por miedo a ser envenenado. Diseñó el señor Roederer una botella de cristal. Tuvo otra particular característica esta botella, y es que tenía el fondo plano (las botellas convencionales de champán tienen el fondo de campana para poder soportar la presión del propio champán, sino explotaría). El precio se explica por el escaso volumen de producción, lo que lo convierte en un producto exclusivo.



A los que no nos podemos permitir el lujo de brindar con Cristal, podemos brindar con un cava Freixenet Carta Nevada Brut, a partir de 5,37 euros la botella (sigo contando: 27 veces menos si la comparamos con la Cristal del 2004 y 65 veces menos si la comparamos con la Cristal del 2000), y brindar por esos jóvenes rusos que nadie sabe donde están, aunque si se bebieron 15 botellas cada uno, eso es que aún no han soltado la cogorza y ni ellos mismos lo deben saber. 


dimarts, 30 d’agost del 2011

Ahora, a surfear en los trenes

Veo en televisión la noticia de que en la India se ha puesto de moda hacer el indio (y nunca mejor dicho) con los trenes. La nueva "afición"  trata de hacer surf  cogido a un tren en marcha. Éste va arrastrando al individuo en cuestión por el anden de la estación mientras él se agarra a la barandilla de la puerta de los vagones y sus pies se van arrastrando por el suelo aprovechando la fuerza del convoy. Quien quiera verlo, que visite el siguiente enlace:  http://www.videosderisa.com/video/haciendo-surf-en-el-tren



¿Qué llevará a la gente a hacer semejantes tonterías? ¿Saben que se están jugando la vida? ¿Tan poco valor le dan? No voy a ser yo quien les impida hacer estas prácticas, pero cada vez que se pone de moda una actividad tan peligrosa, siempre tenemos que lamentar alguna desgracia. Ya comenté anteriormente acerca de la gente que arriesgaba su vida haciendo algo tan "divertido" como tirarse desde los balcones de los hoteles a una piscina que está situada debajo de los mismos. A esta práctica la llaman "balconing". Ni que decir tiene que esta diversión se ha cobrado la vida de varios jóvenes, que no alcanzaron a ver el peligro. También hablé acerca del "planking", que consistía en colgar en la red fotografías de gente tendida boca abajo. Había gente que se fotografiaba simplemente en el suelo boca abajo, pero como por lo visto no le encontraron la gracia, cada vez se hicieron "retos" más difíciles, como inmortalizarse encima de señales de tráfico o en las barandillas de los balcones. De este último modo, se mató una persona al precipitarse al vacío. ¿Cuanto tendremos que esperar para lamentar alguna desgracia en los trenes a causa de "surfear" en ellos?

dilluns, 22 d’agost del 2011

La faraón Hatshepsut

Hace unos años estuve de vacaciones en Egipto. Constaba el viaje de un crucero por el Nilo, visitando lugares como el templo de Kom Ombo, el templo de Edfu, el templo de Esna, Luxor y Karnak, el Valle de los Reyes, el templo de Hatshepsut, y unos días en El Cairo y alrededores, donde vimos, entre muchas otras maravillas las pirámides de Gizah, la de Sakkara, Menphis, y el mismo Cairo, con su bazar Khan el Kalili, su barrio copto, el museo egipcio con el tesoro de Tutankamon, o la curiosa ciudad de los vivos y los muertos (familias que viven en el cementerio).



Me viene a la memoria este viaje al leer la noticia de que han encontrado un frasco cosmético con loción dermatológica perteneciente a la faraón Hatshepsut, sellado durante los últimos 3500 años. Al analizar la muestra, han descubierto que contenía un medicamento para los eccemas y psoriasis. Asimismo, dicen que contenía un fluido hecho a base de aceites de palma, nuez moscada y grasas no saturadas, así como alquitrán. Dice la noticia que además de psoriasis, Hatshepsut padecía cáncer, gota y diabetes, o sea, que estaba hecha una cataplasma, vamos.

Políticamente, Hatshepsut resultó una gran gestora de su país y mantuvo la prosperidad de sus antecesores. Según dicen los historiadores, dedicó gran parte de su reinado a embellecer el país y reconstruir templos. ¿Será el toque femenino? Tomemos nota.

dissabte, 20 d’agost del 2011

La Guía Michelín

Una nueva modalidad de robo se ha impuesto este verano en el País Vasco. Se trata del desvalijamiento (en este caso supongo que queda mejor decir "desvajillamiento", ya que se han llevado hasta los cuchillos) al chef. Hace unos días nos enteramos del robo que sufrieron los grandes cocineros Arzak y Subijana en sus respectivos restaurantes, así como en el Saltxipi de Donostia (que no se quien lo regenta, pero sólo viendo la carta creo que debe ser una celebridad ya que no es muy barato que digamos). Este mes, también han sido robados con nocturnidad y alevosía el restaurante Belartza, un par de sidrerías y el bar de un club de golf. La madrugada de este viernes se ha producido otro robo, esta vez en el restaurante de Martín Berasategui en Lasarte. ¡Hay que ver como se están poniendo las cosas en los restaurantes de postín!



Yo creo que estos ladrones deben estar haciendo la ruta de la Guía Michelín. Este verano les toca a los restaurantes del País Vasco. Sólo que en vez de probar las delicias culinarias de los restaurantes, se dedican a limpiar sus cajas fuertes. Seguro que les hará más provecho y les durará más. Además, podrían editar su propia Guía Malandrín y le podrán poner estrellas según lo fácil que sea robar en ellos. Así, podríamos poner, por ejemplo, una estrella Malandrín al restaurante Tal, por su exquisito personal, que tiene una alarma que se desconecta fácilmente. A Arguiñano, le daría de momento tres estrellas, ya que todavía no ha sido robado. ¿Será por sus medidas de seguridad o porque todavía no lo han intentado?. Sea como sea, supongo que la policía vigilará especialmente este establecimiento, ¿no?