dilluns, 22 d’agost del 2011

La faraón Hatshepsut

Hace unos años estuve de vacaciones en Egipto. Constaba el viaje de un crucero por el Nilo, visitando lugares como el templo de Kom Ombo, el templo de Edfu, el templo de Esna, Luxor y Karnak, el Valle de los Reyes, el templo de Hatshepsut, y unos días en El Cairo y alrededores, donde vimos, entre muchas otras maravillas las pirámides de Gizah, la de Sakkara, Menphis, y el mismo Cairo, con su bazar Khan el Kalili, su barrio copto, el museo egipcio con el tesoro de Tutankamon, o la curiosa ciudad de los vivos y los muertos (familias que viven en el cementerio).



Me viene a la memoria este viaje al leer la noticia de que han encontrado un frasco cosmético con loción dermatológica perteneciente a la faraón Hatshepsut, sellado durante los últimos 3500 años. Al analizar la muestra, han descubierto que contenía un medicamento para los eccemas y psoriasis. Asimismo, dicen que contenía un fluido hecho a base de aceites de palma, nuez moscada y grasas no saturadas, así como alquitrán. Dice la noticia que además de psoriasis, Hatshepsut padecía cáncer, gota y diabetes, o sea, que estaba hecha una cataplasma, vamos.

Políticamente, Hatshepsut resultó una gran gestora de su país y mantuvo la prosperidad de sus antecesores. Según dicen los historiadores, dedicó gran parte de su reinado a embellecer el país y reconstruir templos. ¿Será el toque femenino? Tomemos nota.

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