dijous, 4 d’agost del 2011

La Revolución Francesa, los "indignados" del siglo XVIII

Últimamente he leído bastantes textos en Internet que hablaban acerca de la Revolución Francesa de 1789. Me ha sorprendido la extraordinaria similitud de la situación de aquella época con la actual. Resulta que en aquella época, igual que hoy en día, la gente se indignaba con las subidas enormes de los productos básicos como el pan. Y todo para que el pueblo pague la nefasta gestión de las administraciones. En aquella época las arcas del rey Luis XVI estaban más vacías que el corazón de los banqueros y políticos. Se habían embarcado en una guerra de Independencia de los Estados Unidos y ésto hacía subir tanto el gasto que al "pájaro" de Charles Alexandre de Calonne, Controlador General de Finanzas de Francia, no se le ocurrió otra "solución" que hacer lo que hacen hoy en día los gobernantes cuando no tienen dinero: subir los impuestos (el "pájaro" en cuestión ha pasado a la historia por el mote con el que era conocido "Monsieur Déficit"). Hoy en día, resulta que los americanos especialmente se han embarcado en tantas guerras que están al borde de la quiebra, y ya se sabe, cuando los Estados Unidos estornudan, el mundo se resfría. Por tanto, la "solución" que han encontrado es reducir el gasto, pero no subir los impuestos a los más ricos. Por cierto, en el Antiguo Régimen, previo a la Revolución Francesa, sólo pagaban impuestos los más desfavorecidos, la monarquía, el clero y la nobleza estaban exentos del pago de impuestos.

Otra similitud entre la Revolución Francesa y la época actual, es que la gente del Tercer Estado, es decir, la burguesía, los artesanos y los campesinos (los que no eran nobles ni eclesiásticos ni monarcas), estaban que trinaban con los gastos y derroche de la gente del Primer y Segundo Estado, empezando por María Antonieta, esposa del rey Luis XVI, que mientras el pueblo pasaba hambre, ella se pegaba grandes juergas en su palacete en Versalles. Quizás por ello, y tras el asalto a la Bastilla por el pueblo francés, se acabó con la monarquía decapitando tato a Luis XVI como a María Antonieta. Hoy en día, no hace falta decir el derroche que supone las infraestructuras inútiles como la construcción de aeropuertos a los que no va nadie, como el de Ciudad Real, ni la instauración de lineas de tren de alta velocidad que sirven para que viajen en él una media de 9 personas al día, como el trayecto Toledo-Albacete. Los monarcas, los banqueros y directivos de empresas o simplemente gente millonaria, se pegan grandes juergas con los suculentos incentivos que reciben de las empresas que dirigen. Y cuando mayor es la crisis, más incentivos tienen.



Que quede claro que sólo son similitudes. Pero espero que llegue el día en que ésto que está pasando hoy en día acabe como acabó en su día la Revolución Francesa, con una participación real del pueblo en la gobernabilidad del estado. De momento, ya contamos con los "indignados". ¿Cual será su "Bastilla"?

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