diumenge, 10 d’abril del 2011

Eurodiputados

Mucho se ha hablado estos días de nuestros flamantes eurodiputados del Parlamento Europeo, de sobre la idoneidad de viajar en primera clase o como el resto de los mortales, en clase turista para ahorrar costes (como estamos en crisis...). Como no podía ser de otra manera, los socialistas y los populares, que nunca se ponen de acuerdo en nada, se pusieron ahora sí de acuerdo en votar no al cambio de pasar a viajar en clase turista. Al ver que la gente se les echaba encima por tamaña insolidaridad con el resto de la población, los socialistas dicen que se trataba un error y cambiaron el sentido del voto, quedando retratados. Peor que si no hubieran rectificado.

Para el que no lo sepa, un eurodiputado cobra por cuatro días de estancia en Bruselas (he dicho bien, por "estancia en Bruselas", que no "trabajar" en Bruselas) 6200,72 euros netos al mes. Igual para todos los eurodiputados. Dietas: 4299 euros al mes, reembolso del billete de avión y dieta anual de estancia y viaje ("la Vanguardia", edición viernes 8 abril 2011). Pobrecillos, no deben llegar a fin de mes.
Digo lo de "estancia" en Bruselas y no "trabajar" en Bruselas, porque hay una serie de eurodiputados que no los deben conocer ni los conserjes, que los viernes dan señales de vida y fichan para cobrar las dietas.

Ahora van apareciendo casos de corrupción en el Parlamento Europeo. Los señores eurodiputados se meten a consejeros de empresas, y claro, no van a dictar leyes que las perjudiquen. Si una persona es consejera de una empresa, ¿qué hace ejerciendo de eurodiputado?. Es incompatible. Pero para el reglamento de esta institución parece que no es así. Unos periodistas del Sunday Times se hicieron pasar por personas influyentes y les ofrecieron a 60 eurodiputados cargos en empresas y dinero a cambio de hacer enmiendas en unas directivas. Tres aceptaron. Es decir, un cinco por ciento. Naturalmente fueron expulsados de sus grupos parlamentarios. Hubo un cuarto del PP español,  Pedro Zalba, que pidió "tiempo para pensárselo", según La Vanguardia. No le obligarán a dejar el puesto porque no recibió dinero. Pues en mi opinión, sólo por haber tenido la tentación y no haberse negado desde un primer momento, debería coger las maletas y volverse a España. Eso sí, en transporte público.

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