dimecres, 21 de desembre del 2011

¡Pobre Montilla!

   Los que quieran hacer leña del árbol caído están de enhorabuena. El expresidente de la Generalitat de Catalunya, José Montilla, ha hecho público su patrimonio y sus ingresos el último año. Según la declaración de bienes hecha pública por el Senado, el señor Montilla (quin xist!), sólo ha ingresado el último año la irrisoria cantidad de 162.000 euros. ¡Casi ná! Y unos intereses que le han producido sus cuentas (y cuentos) de unos miserables 7000 euros. Pero lo peor no es eso, no, lo peor es que ¡no tiene casa!. Debe vivir en debajo de un puente, pues con los 41000 euros que tiene en la cuenta corriente no le debe llegar para pagarse una humilde morada.
   No tiene una vivienda a su nombre, lo cual quiere decir que la casa donde vive no está a su nombre. Vamos a fantasear más. O sea, como pasa con la casa, eso quiere decir que el grueso del dinero que tiene no está a su nombre. O sea, que eso quiere decir que los intereses que generan ese grueso de dinero que tiene no está a su nombre. Quizás no esté ese dinero en España. Quizás es que lo tiene en un paraíso fiscal. Bueno, dejemos de fantasear que seguro que se me está yendo la cabeza, que seguro que el señor Montilla y los demás políticos declaran todos sus ingresos.



   Yo me preguntaba qué placer debe sentir un político para aguantar todas las presiones que tienen de todos lados, de sus contrincantes de otros partidos, de sus contrincantes de su propio partido, de los vaivenes de la economía, de las presiones de los sindicatos, de las presiones de la patronal, de la gente de la calle, de los insultos de la gente de la calle, de los medios de comunicación de masas... Algo muy bueno debe de tener ser político para aguantar todo eso, pudiendo ser un trabajador mileurista que sólo tiene que preocuparse de llegar a final de mes, de llevar un sueldo a casa, de dar a sus hijos la mejor educación que pueda proporcionarles, de buscar la comida más barata en el supermercado, de pagar los cada vez más costosos impuestos, de pagar sus hipotecas, de pagar los servicios de la luz, agua y gas...
   Menos mal que siempre habrá gente como el señor Montilla, tan desinteresados, que se sacrificarán por nosotros, y por un módico salario, aguantarán todas las críticas que les hagan con el único fin de defender los intereses de todos. De todos los políticos, claro.

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