dijous, 10 de novembre del 2011

El Paseo de la Fama

Shakira ya tiene su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Así, a simple vista, puede parecer que el éxito  y la calidad de los artistas son merecedores de tener un lugar en el Olimpo de las artes escénicas, donde se hacen las famosas impresiones de manos en las placas. Puede parecer que son artistas tan grandes que darán una fama a la ciudad y la visita de un montón de turistas. Pero bueno, quizás en un principio fue así, tenía un motivo más noble que ahora, cuando es el mismo Paseo de la Fama el que da la publicidad a los famosos o los susceptibles de serlo y no al revés. Y es que los artistas de ahora ya no son como los de antes.
   De vez en cuando aparecen en los informativos de la televisión, según el éxito que tengan en nuestro país, actores o artistas que imprimen sus manos en el cemento de las baldosas del paseo. Pero es que hoy en día puede tener la estrellita cualquier sujeto al que el estudio de cine o la cadena de televisión o radio al que pertenezca quiera. Si una productora quiere promocionar, por ejemplo, una película de piratas por, supongamos, el caribe, nada mejor que una de sus protagonistas se haga la publicidad en el Paseo de la Fama. Y encima que le acompañe el protagonista principal. ¿Que una cantante quiere promocionarse? Que ponga sus manos en el Paseo de la Fama de Hollywood.



   Los requisitos para poder tener una estrella es, entre otros, pagar 30.000 dólares (éstos los paga normalmente la productora o la emisora o los estudios de cine), llevar cinco años de carrera, que lo pida alguien que no sea el mismo artista, aunque tiene que firmar que está de acuerdo y en un arrebato de humildad y porque sus queridísimos y amadísimos fans se lo piden, firmará. Lógicamente, el artista homenajeado con una estrella deberá hacer acto de presencia.
   La verdad es que viendo la lista de los agraciados con la estrella, hay una infinidad que no conozco ni he oído en la vida. En cambio, no figuran otros nombres que por su talento, su carrera y su trabajo sí que deberían estar, como Clint Eastwood o Robert Redford. Y es que en esto del marketing los estadounidenses saben mucho, pero los verdaderos artistas más.

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