dimarts, 15 de novembre del 2011

La cultura de la subvención


   No voy a negar que hay cosas y casos que se tienen que subvencionar con el dinero de nuestros impuestos, pero lo que no se puede hacer es subvencionarlo todo. Una cosa es subvencionar organismos o asociaciones de interés social o cultural, como las oenegés,  y otra es crear organismos y asociaciones culturales para conseguir una subvención.  Los primeros son creados por personas que tienen inquietudes en la defensa de una causa, mientras que los segundos son creados por gente que lo que busca es enriquecerse a costa de los demás. Hay infinidad de estos grupos que se crean para desviar fondos de las arcas públicas para sus fines nada claros, es el caso del Memorial Democràtic, que con la excusa de ser un organismo para la recuperación, conmemoración i fomento de la memoria democrática durante el período entre 1931 y 1980, ahí es nada (eso dicen sus estatutos), han servido para que los anteriores gobernantes del tripartito en Catalunya se alimenten económicamente. No pensemos ni por un segundo que los partidos que no formaban parte de ese tripartito están libres de culpa, no. Ahí están los célebres casos del  Palau de la Música Catalana, donde se inyectaron indecentes cantidades de dinero de nuestro bolsillo para que se lo quedara un energúmeno ladrón confeso que todavía se está riendo de nosotros en sus paseos por la calle en vez de por los pasillos de una prisión. Pero claro, como si lo meten en prisión puede hablar más de la cuenta, muchos de los partidos que recibieron dinero de él podrían quedar retratados, y eso no les conviene (a ellos).



   De todo ello, se desprenden unas conclusiones: que los partidos políticos se financian con nuestros impuestos y que para taparlo se inventan asociaciones, grupos u organismos, que no sirven para nada, aparte de las subvenciones directas que reciben por escaños y votos obtenidos en unas elecciones.  Ahora que se habla tanto de recortes, haríamos bien de decir basta a subvencionar sindicatos que no sirven para nada, patronales que quieren ganar más dinero a costa de quien sea, memoriales que no sirven para nada ni interesan a nadie, organismos que se crean para enriquecerse, partidos políticos que deberían autofinanciarse ellos mismos… Así, seguro que habría dinero para satisfacer las necesidades de las personas que, no lo olvidemos, es el objetivo del sistema de recaudación de impuestos,  sin que se las exprima al extremo que estamos llegando.

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