No hay como el buen humor para pasar cuatro
años calentando un banquillo en el Congreso de los Diputados. Bueno, eso cuando
van, ya que la mayor parte de los días con plenos la Cámara está con cuatro
gatos mal contados. ¡Se lo pasan de bien! Hasta se gastan bromas. Por lo visto a
los diputados novatos se les gasta una broma que consiste en decirles que al
asumir el cargo de diputado les otorgan un “kit de parlamentario”, esto es, un
dispositivo luminoso azul como el que llevan los coches de policía de camuflaje
con la utilidad de que en cuanto el parlamentario se encuentre en un atasco,
por ejemplo, lo pongan encima del vehículo donde se encuentren y puedan sortear
el atasco.
Me recuerda a las bromas que gastamos en la
empresa donde trabajo a los novatos. Cuando llegan las fiestas navideñas
empezamos a comentar en voz alta delante de los nuevos que tenemos que avisar a
la empresa de si queremos un pollo o un pavo como lote navideño. Algunos “pican”
y suben a ver la secretaria de personal para pedir el pollo o el pavo. La
secretaria los manda rápido para su puesto de trabajo y entonces se dan cuenta
de que les han tomado el pelo. También les decimos que tienen que ir al taller
a buscar un aparato, y el encargado, que sabe de qué va la cosa, les da una
máquina pesada que pasea por toda la fábrica para nada. Naturalmente todo el
mundo sabe que se trata de una novatada y disimulan cuando les ven pasar. Y en
la comida de Navidad, la empresa nos lleva a tomar un aperitivo a un restaurante,
donde los nuevos nos deleitan con un concierto de villancicos.
Pero volviendo al tema de los políticos, la
mejor novatada que nos podrían gastar a los ciudadanos, sería decirnos que todo
lo que estamos pasando estos interminables meses de crisis ha sido una broma, es
mentira y que son competentes y saben lo que hacen. Pero me temo que eso no se
le creería nadie.
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