dimecres, 25 de maig del 2011

Corrupción política

Decíamos ayer -parafraseando al catedrático Fray Luis de León (1528-1591) cuando volvió a su cátedra después de cinco años de ausencia por estar detenido por traducir las Escrituras en lengua vulgar-, que sentía simpatía por el movimiento de "Democracia real ya". Argumentaba el porqué de ese movimiento popular. Pues bien, hoy leyendo La Vanguardia me encuentro con las noticias de que están imputadas 28 personas de Unió Mallorquina en el caso Voltor, de que un caso de corrupción salpica la gestión de Feijóo (Presidente de Galicia), de que el señor Camps (Presidente de Valencia) está esperando si lo imputan en el caso Gürtel, y más allá de nuestras fronteras, en Chile, el Presidente del País, Sebastián Piñera, está salpicado por un caso de corrupción argentina. Todo en el mismo periódico. ¿Tendrán razón para protestar los "indignados"? ¿Qué más hay que hacer para reconocer que hace falta un cambio en el panorama político actual? El periódico hablaba hoy de estos cuatro casos, pero recordemos que también están los casos de Santa Coloma de Gramenet, Estepona, Marbella, El Ejido, Andratx, el caso Palma Arena, el caso Palau de la Música en Barcelona... en fin, una infinidad y valga la redundancia.

Llego a la conclusión de que el que se mete a político es para hacer fortuna, sin importarle un comino los ideales. A la vista está. ¿Porqué va a soportar una persona toda la presión de ser insultado por el rival, de estar siendo mirado con lupa cada vez que habla para oír incoherencias en su discurso, de defender cosas que se han dicho o hecho mal, de soportar todas las críticas de los medios de comunicación...? Lo tengo claro, para ganar dinero. ¿Y si te pillan en un caso de corrupción? No pasa nada, en todos los casos anteriormente citados, los cabecillas están en la calle, imputados pero en la calle. Y a la cárcel no irán.

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